Educación Alternativa

El Servicio brinda oportunidades para quienes desean retomar los estudios  escolares y así puedan concluirlos satisfactoriamente,  brindando a los y las estudiantes un espacio de acompañamiento socioemocional.


Hay muchos jóvenes, adultos y adultos mayores que por circunstancias sociales y familiares no pudieron continuar sus estudios secundarios. Para responder a esto se desarrollan dos tipos de intervenciones:

La primera es a través de tutorías para fortalecer las habilidades sociales de los y las estudiantes, con sesiones socioemocionales para acompañarlos a descubrir y reforzar sus potencialidades personales.

La segunda es el desarrollo de competencias curriculares de la educación básica alternativa, como son los conocimientos en comunicación, matemática, educación para el trabajo, entre otros.  

Pueden participar vecinas y vecinos del distrito de El Agustino y de distritos aledaños, inscribiéndose en las fechas programadas dos veces al año. El trabajo está a cargo de pedagogos voluntarios y del equipo de coordinación del Programa. 

A nivel nacional, según la data censal del año 2017, se registraron en el país 440 mil 591 adolescentes y jóvenes comprendidos en el grupo etario de 14 a 19 años de edad, en condición de NINI. Es decir, en el momento del empadronamiento, manifestaron que no estudiaban ni trabajaban. En términos relativos este segmento representaba el 15,1% del total de población nacional de ese rango de edad. 

Asimismo, debemos considerar una variable sociodemográfica que no debe pasar desapercibida en nuestro análisis, es el sexo de las personas  empadronadas que no estudian ni trabajan. De cada 10 adolescentes y jóvenes NINI, 6 eran mujeres y 4 hombres. Las adolescentes y jóvenes mujeres que no estudian ni trabajan representan 1,5 veces más que el  número de varones. 

En el distrito de El Agustino de 100 mil personas de los 15 años a más, 20 mil (20%) no han concluido sus estudios escolares. De ese porcentaje el 80% vive en situación de pobreza y pobreza extrema. Los estudios muestran que a menor nivel de escolaridad, mayor posibilidad de caer o mantenerse en una situación de pobreza crónica.